domingo, 23 de marzo de 2014

"La educación de los militares-Mijhail Bakunin



"La educación de los militares, desde el soldado raso hasta las más altas jerarquías, les convierte necesariamente en enemigos de la sociedad civil y el pueblo.

Incluso su uniforme, con todos esos adornos ridículos que distinguen los regimientos y los grados, todas esas tonterías infantiles que ocupan buena parte de su existencia y les haría parecer ridículos si no estuvieran siempre amenazantes, todo ello les separa de la sociedad.

Ese atavío y sus mil ceremonias pueriles, entre las que transcurre la vida sin más objetivo que entrenarse para la matanza y la destrucción, serían humillantes para hombres que no hubieran perdido el sentimiento de la dignidad humana.

Morirían de vergüenza si no hubieran llegado, mediante una sistemática perversión de ideas, a hacerlo fuente de vanidad.

La obediencia pasiva es su mayor virtud. Sometidos a una disciplina despótica, acaban sintiendo horror de cualquiera que se mueva libremente.

Quieren imponer a la fuerza la disciplina brutal, el orden absurdo del que ellos mismos son víctimas."


 
Mijhail Bakunin

“No estamos en un mundo posmoderno, porque no hemos superado la modernidad” Marc Augé



 
“No estamos en un mundo posmoderno, porque no hemos superado la modernidad”  

El antropólogo francés Marc Augé analiza los cambios globales en las grandes ciudades y el impacto de las tecnologías digitales en las sociedades contemporáneas  
Un espacio en donde las ilusiones funden una suerte de identidad colectiva, universal, uniforme, pero al mismo tiempo se enfrentan con la realidad de las diferencias y la desigualdad social. Para el antropólogo francés Marc Augé, la ciudad encarna el nudo de la globalización pero también revela  todas esas contradicciones que encierra ese proceso.  Autor de nociones célebres como la “sobremodernidad” y los “no lugares”, Augé -de paso por Buenos Aires- no abandona el tono ameno que lo caracteriza mientras se predispone, con un perfecto español, a explicar aquellos fenómenos que, a su entender, marcan el pulso de la realidad actual y que, a diferencia de lo que se cree, están muy lejos de una ruptura o el cambio de paradigma que suponía la idea de posmodernidad.
¿Por qué la ciudad asume tanta centralidad en su análisis?
Es que creo que lo que llamamos globalización podría llamarse urbanización. Lo que se da es una expansión del tejido urbano que tiene dos aspectos. Por un lado, un desarrollo de las grandes ciudades. A través de una explosión de las formas de circulación, el mundo pasó a ser una gran ciudad. Por el otro, las grandes ciudades pasaron a ser una ciudad- mundo a través de una enorme uniformización cultural que se ve reflejada tanto en la arquitectura como en los servicios, comercios, etcétera. Ahora, esa universalización es sólo una ilusión. Porque dentro de esas ciudades- mundo tenemos una gran diversidad, étnica, religiosa, y también desigualdades sociales. Es decir, mientras a escala planetaria se viven los efectos de una homogeneización, dentro de las ciudades se viven los efectos de las diferencias.  
En más de una ocasión ha afirmado cómo “en la gran metrópolis vemos la realidad de las ilusiones de homogeneización”.
Es exactamente eso. Piense hoy, con el desarrollo de los medios, cómo nos llegan constantemente imágenes de todo el mundo. Pero, en realidad, nos encontramos también con una dimensión que escapa de esa ilusión de universalización, y es la de las grandes desigualdades. Como decía, eso aparece reflejado tanto desde un punto de vista cultural como económico, con las condiciones sociales de exclusión.  En la ciudad-mundo hay enormes barreras, códigos de seguridad. Mientras que las imágenes del mundo entero nos dan la ilusión de que se circula libremente y sin fronteras, dentro de las ciudades se viven los efectos de las diferencias.
Algunos sociólogos hablan de una “territorialización” de la pobreza.
Es que las grandes ciudades son lugares de desigualdad aunque se trate de un fenómeno reciente en los grandes países desarrollados.
Y el discurso sobre la seguridad no puede dejar de leerse, justamente, con relación a ese fenómeno.
Bueno, en algunas ciudades hoy no se puede entrar en determinados barrios sin acreditar su identidad. Fíjese, en términos culturales y sociales, lo que significa tener que mostrar un papel para circular en un espacio público. En El Cairo, por ejemplo, hay  barrios de lujo cerrados, con la vista al desierto. En París, al lado de Euroworld, crearon también una pequeña Disney, pero con habitantes de verdad.
¿A qué se refiere -específicamente y después de tantas interpretaciones- cuando habla de los “no lugares”?
Utilizo esa expresión para evocar los espacios en los que no se pueden leer inmediatamente las relaciones sociales.  Es decir, en un pueblo tradicionalmente entendido es posible, mediante la composición espacial, percibir las relaciones de poder. Pensemos, por ejemplo, cómo construyeron las iglesias o los castillos, en términos simbólicos todo el significado que condensan. Hay una idea de organización social que se revela en la descripción del espacio. En los pueblos más tradicionales de África, la mujer, aunque quiera, no se puede ir de la casa del marido después del segundo niño. Esa lectura del espacio nos habla de una sociedad patriarcal. Mientras que el “no lugar”es el espacio en donde esa lectura no es posible, porque son espacios de pasaje, donde esas fronteras sociales se trastocan. Por ejemplo, los aeropuertos.
¿Y cómo cree que estos fenómenos permean las identidades sociales?
Hay muchos aspectos. El problema de las fronteras y la relativización de la pertenencia nacional está claramente en discusión. Pensemos que todos estos fenómenos se están dando a nivel mundial, pero muchos países apenas habían conquistado su independencia pocos años antes. Las condiciones de colonización y globalización no son contradictorias.
¿A qué se refiere?
A que la globalización puede entenderse como una continuación. Los estados africanos apenas tienen cincuenta años de independencia y ya están en el mundo global. Obviamente, allí los límites son más frágiles y operan otros fenómenos, como la inmigración.
En este contexto, ¿qué lugar tienen las nuevas tecnologías?
El de las tecnologías es un problema enorme, que no ha terminado. Todo lo contrario, recién está empezando y presenta aspectos contradictorios. Por un lado, aparece la dimensión ideal, desde la cual nos dicen que podemos comunicarnos sin límites, tener información desde cualquier parte del mundo. Pero se pueden observar también otras cosas. Pensemos en la televisión. A cualquier país que viajo me encuentro con las mismas series norteamericanas y las mismas formas de abordar la realidad. No hay diversificación de contenidos, todo lo opuesto. Se da una uniformización muy fuerte. Ahora bien, la televisión es una actividad pasiva. Tomemos Internet, donde hay una iniciativa de parte del consumidor. Sin embargo, también tenemos efectos de uniformización; porque es cierto, puedo entablar una relación con otra gente del planeta, pero ¿qué tipo de relación?, ¿qué tipo de conocimiento puedo llegar a tener del otro? Creo que hay una gran ilusión cuando hablamos del “mundo de Internet”. Ésa es una imagen que tiene una relación muy particular de ver la realidad, pensar que Internet es un mundo de verdad no es más que una forma de alienación.
En una entrevista con Zygmunt Bauman, él hacía referencia a este fenómeno, cómo Internet genera una suerte de ilusión de pertenencia muy fuerte y, más en la actualidad, con el desarrollo de las redes sociales. El impacto simbólico que genera la posibilidad de “estar hablando” con alguien famoso es incuestionable.
Bueno, no sé si es tan fácil comunicarse en realidad o si se está hablando realmente con él (se ríe). Pero sí, opera una suerte de ideología del reconocimiento que no es un conocimiento en sí.
¿A esto se refiere cuando habla de una “telerrealidad”?
En realidad, eso lo planteé pensando en los reality show, espectáculos que se hacen a partir de la intervención de personas que están frente a frente, que parecen actuar de manera casual, pero cuyas reglas están impuestas por los propios medios. Creo que se trata de una forma de voyeurismo. Suman la realidad dentro de la lógica del espectáculo, que no es más que la lógica del consumo. No es realidad. Y no se entiende cómo esos alienados están haciendo ese espectáculo y otros más alienados lo están mirando.
Es interesante pensar los efectos que tiene esto en el campo de la política.
Tenemos con el mundo político una falsa familiaridad. En la política también opera ese efecto de reconocimiento. Pensamos que conocemos a los políticos pero estamos muy lejos de eso. Es una ilusión que traspasa las fronteras de la televisión. Es la perversión del mundo político, cuya relación ya deja de ser con los ciudadanos y pasa a ser con un público, en el sentido teatral de la palabra. Yo siempre cito a Nicolas Sarkozy, el uso que hace de los medios y esta lógica. Pero, en realidad, Francia no es el único caso. 
¿En qué consiste otro concepto suyo que tuvo mucha difusión, la “sobremodernidad”?
Bueno, pensemos en la idea de sobredeterminación. Me refiero a cuando hay muchos actores que hacen que un análisis de los efectos  de esa realidad sea complejo. Creo que este presente es una forma actual de la modernidad, con un efecto de aceleración de los hechos que definen la modernidad, como el rol del individuo. La individualización, lejos de haber terminado, se ha acelerado al punto que la individualidad hoy es definida en términos de un consumidor. El movimiento de la historia también se ha acelerado. Hoy, no estamos en un mundo posmoderno, porque no hemos superado la modernidad. Hay una continuación, muy lejana de una ruptura total. Funcionan las mismas lógicas. Lo que pasa es que justamente, debido a esta aceleración, se da tal multiplicación de los factores que se hace difícil pensar la realidad. Volviendo al ejemplo de la idea de individualidad. Pensemos cómo intervienen en el imaginario de individualidad las nuevas tecnologías, yo estoy conectado con el mundo a través de mi computadora. Obviamente, el imaginario que construyo en torno de mi individualidad cambia, pero la idea de individuo en términos filosóficos-históricos, tal como la pensó la modernidad, sigue intacta. Por eso, pensar en un nuevo orden, en una ruptura tan grande, es sólo una ilusión.

¿La más absoluta ignorancia o la más pérfida intención? A propósito de un periodismo sustentado en la doxa o la episteme. MARISOL CABRERA SOSA*



¿La más absoluta ignorancia o la más pérfida intención? A propósito de un periodismo sustentado en la doxa o la episteme. MARISOL CABRERA SOSA*

¿La más absoluta ignorancia o la más pérfida intención? A propósito de un periodismo sustentado en la doxa o la episteme. MARISOL CABRERA SOSA*
Es razonable, todo el
mundo lo entiende.
Es sencillo.
Tú que no eres explotador
puedes entenderlo.
Es bueno para ti. Infórmate al respecto.
Bertolt Bretch

Cuando reflexionamos sobre la pedagogía de los medios de comunicación, cuál es la ideología que subyace a sus producciones discursivas, generalmente nos interrogamos cómo se puede producir desde la más absoluta doxa .(1)
Tal es el caso específico de un artículo de un diario digital (2) que incurre en primer término, en errores históricos como desconocer la lucha sindical que significó la creación de la CNT y posteriormente la huelga general del 73, con expresiones tales como -“(…) Sindicalistas de izquierda, políticos liberales, nadie quiere asumir nada parecido a una autocrítica” o “(…) los políticos y dirigentes sindicales en primer lugar, pero el resto de la población también, no vio o no quiso ver que se venía la noche” y “(…) los gremios le ponían presión a la olla” en segundo término, la recriminación totalmente ahistórica de que “(…) Hubo una convocatoria a apoyar al presidente, pero como el presidente era Juan Bordaberry, fueron tres, aunque el desprecio personal al mandatario implicara un nuevo golpe a la democracia”, entre otros.
Se sostiene y se aplica aquello de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, sin embargo, el conocimiento debe refutar a la doxa y es donde la importancia de los documentos, entendidos como toda producción humana- que se enfrenta a la depuración de las fuentes- entra a cuestionar con fundamento esa mera opinión.
Se desconoce como establecía en el segundo párrafo, que el “13 de junio de 1968, en declaración que la Mesa Representativa aprobó por unanimidad, la CNT estableció su disposición de enfrentar cualquier tentativa de golpe de estado, procediera de donde procediera, con la huelga general y la ocupación de los lugares de trabajo” (3)
Se desconoce una lucha que abarcó desde la creación de la CNT y que tiene antecedentes del movimiento sindical uruguayo, la defensa no solo de los derechos de los trabajadores (4) sino una lucha denodada por la institucionalidad democrática.
En segundo término se desconoce que el movimiento sindical propuso y realizó “(…) la lucha por la defensa de las libertades democráticas, desnudando el carácter del gobierno y confiando e infundiendo confianza en las posibilidades a través de la lucha popular para una salida política democrática y avanzada” así como “esclarecer el verdadero carácter de confrontación, su sentido político, el enfrentamiento de dos programas, el de la oligarquía y el del pueblo” (5)
¿A quién representaba el golpista Juan María Bordaberry? Al programa de la oligarquía con su saldo de muertos como Ramón Peré o Álvaro Balbi, entre otros tantos, el repudio popular de la COPRIN, la política de destitución de trabajadores, la política de detención de líderes sindicales y políticos sin proceso alguno, la clausura de Diarios y Semanarios, limitando la libertad de pensamiento y expresión, así como el “(…) Proyecto de Ley de Seguridad Estado que surge como peligro real en la segunda quincena de abril” (6)
Hasta aquí analizamos en parte los errores u horrores históricos, sin embargo debemos profundizar en la ideología que subyace a la liviandad que desacredita una de las mayores gestas del movimiento sindical, que como los documentos lo prueban fue pensado, decidido en la más absoluta reflexión democrática y previsión - son los beneficios de tener conciencia de clase y aplicar el materialismo dialéctico como instrumento de análisis de la realidad en que se está inmerso- del movimiento sindical uruguayo.
Cuando se oculta o tergiversa el conocimiento y el discurso es mera Doxa, los sujetos que comunican un mensaje, adolecen de lo que es más vital para un ser humano: el amor a la verdad. No comprender o modificar los documentos históricos no solamente significa un completo desprecio a la verdad, sino la falta total de fundamentación en la producción lo que revela entre otros aspectos, un desprecio hacia su propio trabajo.
El caso específico del movimiento sindical uruguayo demostró lo que Gramsci expresaba en 1931 – la dirección consciente (7) y no la espontaneidad“ (…) el elemento de la espontaneidad es característico de la ´historia de las clases subalternas´, y hasta de los elementos más marginales y periféricos de esas clases, los cuales no han llegado a la conciencia de la clase para sí y por ello no sospechan siquiera que su historia pueda tener importancia alguna, ni que tenga ningún valor dejar de ella restos documentales” (8)
Actitud similar asume el Frente Amplio que “Constituido formalmente el 5 de febrero de 1971, (…) es una fuerza de cambio y justicia social, creación histórica permanente del pueblo uruguayo, de concepción nacional, progresista, democrática, popular, antioligárquica y antiimperialista. Se integra por todos aquellos sectores políticos y ciudadanos que adhieren a los principios y objetivos establecidos en la Declaración Constitutiva, en las Bases Programáticas y en el Acuerdo Político” (9)
Desde el espectro político se daba una respuesta a ese programa oligárquico que representaba el pachecato y la continuación política del mismo a cargo de Juan María Bordaberry , con denuncias de fraude electoral, su política neoliberal, del FMI, contraria a los intereses nacionales que se intentaba implantar en el país y a la que el movimiento popular y sindical había resistido con movilizaciones permanentes ante la represión anti-obrera, la congelación de salarios, medidas prontas de seguridad y de mantenimiento de privilegios de los latifundistas del país.
¿Cómo no recordar “A las 5 de la tarde” del eximio periodista Rubén Castillo y su convocatoria para el 9 de julio? ¿Cómo no recordar la lucha denodada del pueblo uruguayo, de su clase política consciente y del estupendo movimiento sindical de la CNT, en la defensa de la democracia y de la patria?
Y cómo no volver a reiterar el epígrafe del artículo y las palabras del poema de Bertolt Brecht:
“Es razonable, todo el
mundo lo entiende.
Es sencillo.
Tú que no eres explotador
puedes entenderlo.
Es bueno para ti. Infórmate al respecto”

(1) Del griego Doxa (δόξα) Desde la contribución de Platón opuesto al conocimiento o episteme, que conduciría a la oposición clásica de error / verdad.
(2)http://www.observa.com.uy/Osecciones/ociudadano/Blog_nota.aspx?id=66694
(3) CNT: Documentos y Congresos. (1985) Tomo I. Documentos Sindicales. Centro Uruguay Independiente: Montevideo.
(4) La fundación de la “(…) de la Federación Obrera Regional Uruguaya (FORU) en 1905, que se impuso a un intento socialista (la UGT) y otro democristiano, el de las “uniones gremiales”, en el país de la política Batlle y Ordoñez que “(…)generó un campo propicio para los reclamos –en especial ligados a la disminución de la extensa jornada laboral y las difíciles condiciones de trabajo- y la emergencia de
sociedades de resistencia” y su “(…)mítico discurso durante la primera “huelga general” de 1911, ambientando el justo reclamo” Época de fermentación en el que el movimiento sindical recogía la “(…)la experiencia de los trabajadores en esta etapa generó espacios de debate y formación como los “ateneos” donde las preocupaciones por la educación, la naturaleza y la sociedad del mañana estaban a la orden del día. Surgían “bibliotecas” e instituciones como el Centro Internacional de Estudios Sociales, que nucleaban intelectuales y obreros, anarquistas y socialistas. (…)El mundo de la igualdad social, la libertad y el fin de la explotación se tocaba con las manos y deba una sensación muy fuerte de esperanza y triunfo”
Mag. Rodolfo Porrini. La historia de la clase obrera y los sindicatos en el siglo XX: experiencias y aportes. Publicado en Trabajo & Utopía (órgano de difusión del PIT-CNT elaborado por el Instituto Cuesta-Duarte), Nº 22 (setiembre 2002), Montevideo, Pág. 18.
(5) CNT: Documentos y Congresos. . (1985) Tomo II. Documentos Sindicales. Centro Uruguay Independiente: Montevideo.
(6) Apuntes para un Balance Sindical del Congreso Obrero Textil. 6 de octubre de 1972, en CNT: Documentos y Congresos. . (1985) Tomo II. Documentos Sindicales. Centro Uruguay Independiente: Montevideo. Pág. 98.
(7) Un interesante aporte de construcción de pensamiento y acción lo constituye el debate entre Héctor Rodríguez, César Reyes Daglio y Wladimir Turiansky en los años setiembre de 1972. Lucha y polémica Sindical. 1968-1973. Movimiento sindical y potencial de lucha. Centro Uruguay Independiente: Montevideo
(8) Antonio Gramsci. Espontaneidad y Dirección consciente .http://www.librodot.com/
(9) Miguel Aguirre Bayle. (2000) Frente Amplio. La admirable alarma de 1971. La República: Montevideo

* Publicado en EL POPULAR DEL VIERNES 8 DE OCTUBRE
http://marisolcabrerasosa.blogspot.com/2010/10/la-mas-absoluta-ignorancia-o-la-mas.html

La Sociedad Red y la desafección por la política por David Casacuberta/Antoni Gutiérrez-Rubí



La Sociedad Red y la
desafección por la política
por David Casacuberta/Antoni Gutiérrez-Rubí
La Sociedad Red, con el incremento de las posibilidades tecnológicas de consulta, participación, debate y decisión, se enfrenta con una creciente desafección por la política. Ya no podemos meter a todos los abstencionistas en la playa el día de las elecciones y venderlos como personas egoístas y desinteresadas.  
En personas tan activas en la red, la diagnosis debería ser una frustración y decepción por la política real. Son ciudadanos exigentes, interesados por propuestas cotidianas y no grandes esquemas teóricos, no se reconocen en los lenguajes crípticos y alejados de la política formal, subraya este trabajo de Casacuberta y Gutiérrez en la última edición de razonypalabra.org.mx.
 Cómo las nuevas tecnologías están transformando la participación ciudadana
¿Por qué nos aferramos a soluciones antiguas, que claramente son obsoletas?
 Si los lapsus linguae individuales nos ofrecen indicaciones sobre las preocupaciones, deseos y obsesiones de una persona, cuando es una sociedad la que usa de forma peculiar un término, estamos abriendo una ventana a su inconsciente colectivo. Hay uno que llama mucho la atención y que me resulta especialmente significativo: el uso erróneo, pero cada vez más sistematizado del término paradigma.
 La prensa está obsesionada en establecer cómo la crisis económica actual está generando un nuevo “paradigma”. De la misma forma, el calentamiento global ha generado “un nuevo paradigma”. Con este término sin duda quieren decir que la situación ha cambiado, pero eso no es lo que significa el término “paradigma”. Cuando hablamos de un “paradigma” lo que queremos decir es, a grandes rasgos, un modelo teórico, una forma de comprender la realidad.
 Cuando se abandona el paradigma actual por uno nuevo ello significa que nuestra visión del mundo, nuestra forma de acercarnos a la realidad, ha cambiado. El ser humano es conservador en sus esfuerzos o, si prefieren, todos somos bastante perezosos, de manera que los cambios de paradigma no son algo común, y acostumbran a venir forzados por un cambio en la situación.
 De hecho, el origen del uso actual del término se debe al filósofo de la ciencia Thomas S. Kuhn que quería explicar cómo se daban revoluciones en ciencia, de qué forma, los científicos enfrentados a una desviación cada vez más radical de su modelo con el comportamiento de la realidad se veían finalmente obligados a tirar el paradigma original a la basura y buscar otro.
 Nuestra sociedad actual ha decidido que un cambio de paradigma es un cambio de situación. No hace falta pues, pensar nuevos modelos para comprender la realidad. Se trata de seguir aplicando las mismas soluciones tecnocráticas de siempre, corridas un poquito en el espectro hacia la izquierda o hacia la derecha, pero sin grandes aspavientos.
 Sin embargo, el cambio de situación es bien real. Y está pidiendo a gritos un nuevo paradigma. Uno clave es, sin duda, la participación democrática. Cada vez más personas hacen ejercicio de una abstención crítica en relación a la política, tanto a nivel local, como autonómico como nacional -por no hablar de los terribles datos de participación en las últimas elecciones europeas. Los analistas siguen hablando del “efecto playa” o de cómo votar por Internet solucionaría mágicamente todos los problemas.
 ¿A qué se debe esta falta de imaginación -o esta pereza- a la hora de reconsiderar posibles soluciones a los diferentes problemas que nos amenazan?. Sin duda las causas son muchas y variadas, y analizarlas en detalle requeriría una enciclopedia.
  Me gustaría por eso apuntar a dos cuestiones que me parece clave. Parte del problema es una cuestión general relacionada con la forma en que nos representamos a nosotros mismos como sociedad; la otra tiene mucho que ver con la forma de considerar las nuevas tecnologías.
 Tradicionalmente, nos hemos representado nuestra sociedad desde el pasado. Nuestros antepasados se cohesionaban como grupo a partir de un mito colectivo que explicaba un origen común, que permitía a su vez entender una serie de características del grupo.
 A partir de la Ilustración, esta tendencia cambió, y lo que caracterizaba a una sociedad era qué quería llegar a ser en el futuro. El mundo en el que vivimos ahora es en buena parte resultado de esos sueños de cómo se viviría en el futuro. Aquellas predicciones de la ciencia-ficción de cómo sería nuestra vida, son en buena parte profecías autocumplidas, con científicos, ingenieros y pensadores inspirados por utopías -o repelidos por distopías buscando su cumplimiento o su desaparición.
 Desde luego, buena parte de esas utopías, especialmente las tecnológicas, venían con pasajeros inesperados. En la ciencia-ficción vimos los teléfonos móviles, pero en ninguna aparecía esa persona especialmente insoportable que se sienta a nuestro lado en el tren y se pasa todo un viaje gritándole al teléfono una conversación insubstancial.
 Tampoco aparecían los excluidos digitales, los spams nigerianos, o los vídeos virales de YouTube. Para bien o para mal, esa capacidad de imaginar el futuro ha desaparecido. Y nuestro mito común del pasado tampoco nos resulta atractivo, de manera que nos hemos quedado estancados en un presente burocrático en el que la única solución que se nos muestra para enfrentarnos a estos nuevos problemas es volver a lo de siempre.
 Esta falta de imaginación es especialmente exasperante cuando hablamos de nuevas tecnologías digitales. Espero que no les importe un pequeño Einstein para explicarlo.
 Cuentan que en su época de profesor en Princeton, el profesor asistente fue a visitar a Einstein para que le entregara los enunciados de los exámenes que tenía que poner a los alumnos. Einstein le entregó un papel y el estudiante le respondió preocupado:
- Profesor Einstein: Este examen es el mismo del trimestre pasado.
- ¿Y cuál es el problema? Respondió Einstein en tono divertido.
- Bueno… -indicó el profesor algo sorprendido- ¡Son las mismas preguntas!
- Efectivamente, son las mismas preguntas, pero las respuestas son diferentes.
 Nuestros políticos, cuando se meten en el mundo de las nuevas tecnologías, se parecen mucho a este profesor asistente, oscilando históricamente entre una de estas dos posiciones:
 1) Las nuevas tecnologías son una cosa nueva, y por lo tanto sólo sirven para cosas nuevas: fascinantes innovaciones científicas, grandes proyectos industriales; nada que puede resultar interesante o en el que podamos implicar al ciudadano común.
 2) Sólo hay una forma de tratar los problemas y es de la forma tradicional. Las nuevas tecnologías nos permiten seguir utilizando esas mismas soluciones sólo que de una forma más eficaz y rápida.
 Los autores de este texto hemos manifestado varias veces, tanto en tándem como en separado que la introducción de las tecnologías de la información y la comunicación (o TIC’s) en los procesos de participación (eParticipación) no significan crear un nuevo tipo de participación, sino simplemente más participación.
 En ese sentido, rechazamos el planteamiento que arriba hemos marcado como 1). No se trata de crear complejos proyectos tecnológicos como el famoso -y nada funcional- concepto de e-plebiscito, en el que los ciudadanos de un país del futuro se levantarían cada día y -después de desayunar y antes de irse al trabajo- se mirarían brevemente una terminal en el que votarían sobre diversos temas de política local y nacional.
 Ello no significa simplemente quedarnos con el acercamiento simplón de seguir haciendo las cosas como hasta ahora, sólo que más rápido y más eficiente, que parece ser que la única visión de TIC’s y participación que tienen los políticos ahora que el nuevo futuro tecnológico se ha hecho presente y los grandes megaproyectos digitales no parecen interesar a nadie.
 Tenemos que cambiar así nuestro paradigma en relación a TIC’s y participación. No se trata solamente de ir a votar cada 4 años digitalmente en lugar de ir presencialmente, o de ver las sesiones de parlamento en streaming en lugar de que nos inviten a estar allí.
 Con el acceso a las TIC’s empezamos a ver un cambio en la participación de la ciudadanía, que tienen multitud de nuevas herramientas para participar individualmente o en conjunto. Es un cambio de cultura y de hábitos cotidianos, un cambio en la manera de relacionarse y de observar el mundo que les rodea.
 En primer lugar, disponemos de nuevas herramientas, todas las aplicaciones asociadas al concepto de Web 2.0, esa Web que permite la colaboración colectiva de una forma descentralizada, han sido usados por los ciudadanos para potenciar y mejorar sus posibilidades de participación. Así, blogs, redes sociales, nanoblogs como Twitter, vídeos, comunidades para compartir contenidos como Flickr o YouTube… que han permitido que la ciudadanía no sea solo receptora de información sino también emisora.
 Los ciudadanos se han acostumbrado a esta forma de vida y a esta manera de comunicarse, a generar sus propios contenidos y a compartirlos y dialogar. Es por eso mismo que quieren ser escuchados por las administraciones, porque entienden que debe ser así.
 Por primera vez pueden participar democráticamente en lo que los rodea, sin tener que esperar a las elecciones. Los ciudadanos, si así lo desean, tienen a su disposición herramientas que les permiten publicitar sus propios pensamientos y darlos a conocer, interactuando con otros muchos ciudadanos conectados de manera horizontal, de tú a tú.
 Es una cultura de diálogo y de buscar el diálogo, de compartir ideas y conocimientos. Lo que hacen diariamente a través de la red con sus amigos y familiares es lo que quieren seguir haciendo en la vida ciudadana: participar, opinar, ser escuchados y valorados.
 Así pues, son los ciudadanos, con casi ningún reconocimiento o interés por la clase política, los que están generando este nuevo paradigma de comprensión de la participación democrática, basado en la Web 2.0, mientras la comunicación política sigue siendo en buena parte un modelo 1.0, un sistema vertical de comunicación en el que el ciudadano es básicamente usuario, consumidor y receptor de información, y la interacción está muy limitada a mínimos momentos muy concretos.
 Afortunadamente, la necesidad de cambio es cada vez más fuerte en la administración, y son cada vez más voces internas las que apuntan a la necesidad de crear una cultura mucho más horizontal de colaboración y comunicación entre los ciudadanos y sus representantes.
Existe una nueva cultura de cambio social que impulsará a las administraciones (de todos los niveles) y a las organizaciones (profesionales, económicas, políticas, culturales académicas…) a ofrecer una respuesta organizada, fiable y solvente ante las expectativas de cambio y demanda de mayor transparencia y participación por parte de la ciudadanía.
 Este nuevo paradigma implica también un cambio de perspectiva en la forma de entender la participación política. La participación política que ofrecen las TIC ya no está dirigida desde una perspectiva ideológica. La forma de entender los procesos de colaboración y creación colectivas son mucho más plurales, implican múltiples perspectivas, se trata de una socialización mucho más cultural y emocional que no meramente ideológica, en el que se pueden compartir una serie de objetivos con un militante clásico de izquierdas aunque la persona en cuestión se sienta más cómoda con un modelo económico literal. Igualmente, un firme creyente en la redistribución de la riqueza pueda colaborar con personas de derecha clásica en un proyecto social de inspiración religiosa.
 Cada día en la red suceden fenómenos similares, sin que a nadie se le caigan los anillos. En paralelo, nos encontramos ante un hecho muy significativo y a la vez preocupante.
 La creciente abstención entre los activistas on-line. Actualmente hay miles de ciudadanos que se expresan en la nueva cultura de la Web 2.0, utilizándola para fines activistas y, sin embargo los partidos políticos progresistas no son capaces de incorporar y motivar electoralmente a esos sectores sociales más dinámicos de la revolución digital.
 El desinterés que siente este colectivo por la política oficial -manifestado en una abstención y voto en blanco creciente- es otro síntoma más de la distancia creciente entre lo emergente y lo renovador y su supuesta representación política.
 Son muy jóvenes (entre los 16 y los 24 años) y representan el 70% de los usuarios de Internet. El 90% se conecta diariamente a la Red. Les gusta lo inmediato y viven en comunidades y redes activas. El 80% de los blogueros son menores de 35 años. Y todo ello en un contexto socio-tecnológico con una cuota de penetración de Internet de casi el 50% de la sociedad, situándonos en la sexta posición en el conjunto de Europa.
 Les interesa la política y lo social. Pero sobre todo la otra política, la que se ha movilizado, por ejemplo, en las manifestaciones por la vivienda. El uso de Internet significa para la mayoría un mayor activismo social (casi el 45% de los usuarios afirman que participan en actividades de acción social), con implicación en acciones online, según el estudio Digital Future Report 2007.
 Consumen mucha información digital: webs, wikis, diarios o ediciones digitales, blogs, feavys y todo tipo de agregadores de noticias. Les gusta escribir e intercambiar opiniones, fuentes y referencias; y los liderazgos se ganan y se pierden con facilidad por el mérito intelectual acreditado por una gran diversidad de elementos cuantitativos (rankings, seguidores…) y cualitativos.
 Es la meritocracia lo que los convierte en prescriptores, y no por ninguna posición jerárquica. Que en este colectivo precisamente esté creciendo el desinterés por la política precisamente es una muestra clara de que el análisis que justifica el status quo no se sostiene.
 Ya no podemos meter a todos los abstencionistas en la playa el día de las elecciones, y venderlos como personas egoístas y desinteresadas. En personas tan activas en la red, y con preocupaciones activistas, la diagnosis debería ser una frustración y decepción por la política real. Son ciudadanos exigentes, interesados por propuestas cotidianas y no grandes esquemas teóricos, no se reconocen en los lenguajes crípticos y alejados de la política formal.
 Hay tsunami en medio del océano…, aunque no haya llegado con toda su fuerza a la costa. La Sociedad Red, con el incremento de las posibilidades tecnológicas de consulta, participación, debate y decisión, se enfrenta con esta creciente desafección por la política que acabamos de comentar, y choca con esos modelos de participación vinculados estrictamente a procesos electorales políticos.
 Con este nuevo paradigma llegará una ciudadanía que va a ser mucho más exigente en la demanda de mecanismos de participación y decisión en los diversos ámbitos de la vida cotidiana. Los procesos electorales, strictu senso, serán una parte (muy importante) de una dinámica de cambio social que aspira a mayor protagonismo de los ciudadanos-electores sobre los asuntos públicos.
 Desde las administraciones lo saben y poco a poco se van creando nuevas herramientas creadas en Internet para dar apoyo a este cambio de perspectiva. Se realiza de dos maneras, a) las administraciones difunden el mensaje (YouTube, blogs, webs, nanoblogs…) creando transparencia y b) se intenta aprovechar estos conocimientos y estas opiniones de la población generando herramientas participativas, por ejemplo epolitics o Whitehouse.gov que permitan a los ciudadanos dar su opinión sobre lo que ocurre o las propuestas de la administración.
 En España tenemos menos ejemplos, pero podemos mencionar también el proceso consultivo del proyecto Diagonal en Barcelona o el buzón de sugerencias del Ayuntamiento de Vitoria.
 Observemos que la parte más importante de estos proyectos no es ni mucho menos ofrecer una plataforma digital, sino ser capaz de moderarla y responder en un tiempo razonable. La generación Facebook está acostumbrada a obtener respuestas rápidas, y tienen menos paciencia que las precedentes.
 Por otro lado, crear falsas expectativas de respuesta por parte de la administración para luego recibir simplemente un breve mensaje genérico “agradeciéndonos nuestra participación” no facilita la participación sino más bien lo contrario, ampliando la frustración.
 Por otro lado, hay una tercera manera de participar, y es la que realizan los ciudadanos per se, creando ellos mismos sus campañas y dando a conocer su mensaje, el cual, si se ha difundido lo suficiente, será escuchado por la administración. Un ejemplo muy significativo y reciente es Otras Barcelonas (http://altresbarcelones.blogspot.com/) un proyecto en forma de blog pensado para que los ciudadanos de esta ciudad compartan otras visiones de la ciudad que no son las típicas que se ofrecen al turista.
 Está pensado desde una perspectiva horizontal, colectiva, de compartir el conocimiento, y aprovechar ese conocimiento de una forma activista, mostrando problemas y ofreciendo soluciones. De esta forma, “altres barcelones” ha creado un movimiento ciudadano activo para salvar una pintada de la guerra civil española que indicaba el antiguo nomenclator de la calle Sant Miquel: Miquel Pedrola, un importante activista del POUM.
 El autor del blog vio como esa pintada iba a ser suprimida y organizó una campaña virtual que desembocó en una fuerte participación e implicación ciudadana para mantener y restaurar esa pintada. Finalmente, a través del activismo ciudadano, el Ayuntamiento de Barcelona ha respetado los deseos ciudadanos y se ha conseguido investigar sobre quien fue Miquel Pedrola.
 También se generan nuevas herramientas online fuera de la administración para aprovechar a toda la ciudadanía activa que quiere participar en mejorar sus comunidades: fixmystreet, arreglamicalle, patient opinion… que generan mucha participación y mucha difusión.
 Esa participación hace que las ideas y los problemas sean mucho más visibles, y que consigan que las administraciones se pongan en marcha para mejorar, a través de esas propuestas o quejas que se generan desde fuera, sus actuaciones.
 La acumulación de comentarios o de propuestas/quejas hace que aumente para la administración el “coste” de no responder rápida y adecuadamente. Detrás de cada tecnología hay siempre una ideología desde la que se plasma. La Web 2.0 no es simplemente un sistema para hacer nuestras compras más sencillas o facilitar la votación en unas elecciones. La Web 2.0 tiene como base teórica de funcionamientos principios como la sabiduría de las multitudes de Surowiecki, que afirma que en el grupo hay más inteligencia que en la que encontramos en los miembros más inteligentes del grupo.
 La Web 2.0 también se organiza desde criterios de funcionalidad, con el bazar como metáfora para una creación colectiva horizontal. Es la red donde reina el principio hacker de que la información quiere ser libre. Es un espacio organizado desde la cultura del remix, en el que la información fluye de forma horizontal y es reutilizada por los diferentes usuarios, estableciendo feedbacks positivos de colaboración. La Web 2.0 no es solo tecnología.
 Es también una propuesta lúdica, organizativa, estética y, sobre todo, ética. Su potencial para transformar la participación política es muy alto, si sabemos realmente aprovechar todo lo que nos ofrece.
LA ONDA® DIGITAL

La cultura de un país no es copia de su política-por Umberto Eco



La cultura de un país no es copia de su política

07/07/10 Existen injustos boicots a intelectuales judíos, a quienes se cree réplicas del gobierno de Israel, aunque no lo sean. Hay que deslindar opiniones y responsabilidades de unos y otros.
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En enero de 2003 escribí un artículo lamentando el hecho de que The Translator , una revista académica británica, se hubiera unido a otras publicaciones del Reino Unido en el boicot académico de las universidades israelíes, en protesta por las políticas del primer ministro israelí Ariel Sharon.
Mona Baker, editora de The Translator , había sido una firmante de la carta abierta anunciando el boicot; poco después, ella invitó a dos académicos israelíes del consejo editorial a que presentaran su renuncia. Los intelectuales en cuestión, la doctora Miriam Shlesinger y el doctor Gideon Toury, estaban en contra de las políticas de Sharon, pero esto no hizo diferencia alguna para Baker . En mi crítica, observé dos cosas. Una, que es necesario hacer una distinción entre las políticas gubernamentales de un país (o incluso su Constitución) y el fermento cultural que está actuando dentro de él . Segundo, señalé implícitamente que hacer responsables a todos los ciudadanos de un país por las políticas de su gobierno era una forma de racismo . No hay diferencia entre aquellos que manchan así a todos los israelíes y quienes mantienen que, dado que algunos palestinos cometen actos de terrorismo, deberíamos bombardear a todos los palestinos.
Recientemente, en Turín, apareció una carta abierta bajo el patrocinio de la rama italiana de la Campaña para el Boicot Académico y Cultural de Israel, una red de académicos y organizaciones que trabajan para obligar a un cambio de las políticas israelíes mediante el boicot de las instituciones israelíes . Este documento, orientado a censurar al gobierno de Israel por sus políticas , incluye esta declaración: “las universidades y académicos israelíes han apoyado totalmente y apoyan a su gobierno y, como tal, son cómplices de sus políticas . Las universidades israelíes también son los lugares donde parte de los proyectos de investigación más importantes se llevan a cabo sobre armas nuevas basadas en nanotecnología y sistemas tecnológicos y sicológicos para controlar y oprimir a la población civil”.
En la carta, una especie de manifiesto, estos académicos exhortan a la gente a abstenerse de tomar parte en cualquier forma de cooperación académica y cultural, incluyendo la colaboración con instituciones israelíes . También sugieren suspender todas las formas de financiamiento y subsidios . Si bien yo estoy en completo desacuerdo con las políticas del gobierno israelí, es una mentira declarar, como lo han hecho en su carta los boicoteadores italianos, que las universidades y académicos israelíes “casi totalmente” apoyan al gobierno de su país: muchos intelectuales israelíes siguen argumentando vigorosamente contra las políticas de su gobierno .
Por ejemplo, el Call for Reason judío europeo produjo recientemente un exhorto contra la expansión de los asentamientos israelíes, firmado por un gran número de intelectuales judíos europeos. Causó un revuelo, demostrando que el debate persiste tanto dentro como fuera de Israel.
Además, esto es ilógico.
¿Por qué debe ser tal boicot tan amplio?¿Deberíamos boicotear a los filósofos chinos para que no asistan a las conferencias porque Pekín ha censurado a Google? Si los físicos en Teherán o Pyongyang estuvieran colaborando activamente en la fabricación de armas atómicas para sus países, entonces sería comprensible que sus iguales en Roma u Oxford prefirieran romper todas las relaciones institucionales con ellos. Pero no veo por qué desearían romper relaciones con académicos que trabajan en campos no relacionados: todos perderíamos el diálogo acerca de la historia del arte coreano o de la literatura persa antigua.
Mi amigo, el filósofo Gianni Vattino, está entre los partidarios del llamado más reciente para un boicot. Veamos hipotéticamente, por diversión, si él estaría de acuerdo: supongamos que en ciertos países extranjeros circulan rumores de que la administración italiana de Berlusconi está tratando de socavar el principio sagrado democrático de la separación de poderes al deslegitimizar el sistema judicial, y que lo está haciendo con el apoyo de un partido político racista y xenofóbico. ¿Le agradaría a Vattino, quien es un crítico del gobierno, que las universidades estadounidenses protestaran contra las políticas italianas no invitándolo a él a ser un profesor visitante, o que comités especiales adoptaran medidas para remover todas sus publicaciones de las bibliotecas de Estados Unidos ? Creo que denunciaría la injusticia y que sentiría que esas acciones eran equivalentes a culpar a todos los judíos de deicidio porque el Sanhedrin estaba de mal humor el Viernes Santo.
Nadie aceptaría que todos los rumanos son violadores, todos los curas pedófilos y todos los académicos de Heidegger, nazis.
Igualmente, ninguna postura política o polémica contra el gobierno debe condenar a toda una raza o cultura. Este principio es particularmente importante en el mundo literario, donde la solidaridad global entre académicos, artistas y escritores siempre ha sido una forma de defender los derechos humanos a través de todas las fronteras.
Copyright Umberto Eco y L’Espresso, 2010.
De Clarín.7/7/2010

CIBERESPACIO: ¿UNA SEXUALIDAD SIN CUERPOS? *



Ciberespacio: ¿hacia una sexualidad sin cuerpos?, Por la Lic. Liliana Vazquez
CIBERESPACIO: ¿UNA SEXUALIDAD SIN CUERPOS? *

Ellos están muy enganchados, muy enamorados, pero ni siquiera se han rozado la piel. Nunca se han visto, ninguno de los dos sabe cómo mira el otro.
Dicen los que saben de comunidades e identidades virtuales que así son los amores en Internet: asincrónicos, sin cuerpo.
El amor virtual prescinde del sustento corporal, el ciberespacio carece de cuerpos y por supuesto de olores y sabores.
¿Una nueva histeria navega en el ciberespacio? ¿Eludir el cuerpo material en las relaciones eróticas, significará la instauración de nuevas formas de realización del deseo que traerán aparejadas nuevas formas de satisfacción y su consecuente frustración?
¿Si dos personas mantienen una relación digital sólida pueden desear, celar, gozar, excitarse? La relación es real, porque lo virtual produce efectos concretos. ¿Paradoja de nuestra modernidad?, ¿cuál es el lugar enigmático de la sexualidad en el sujeto de nuestro tiempo? Hay de hecho una nueva hipocresía sobre el sexo que consiste en suponer que no hay ya nada misterioso en la sexualidad, que todo lo que había que saber de sustancial ya se sabe o puede llegar a saberse en el registro del conocimiento objetivo. El deseo se instala entre los dos términos introduciendo una falta necesaria para que subsista tanto el amor como el goce. Sin esa falta no se puede amar, y el goce se vuelve impotencia.

En esta coyuntura, el sujeto actual se queja de la fugacidad de los vínculos de amor, vínculos efímeros, o de la fugacidad del amor mismo como vínculo. “El amor en los tiempos de Internet” está hecho de fugacidad, de desplazamiento del objeto, siempre provisional. Esto es un efecto paradójico de la pulsión que se alimenta de este desplazamiento y de esta fugacidad cuando el fantasma desfallece. El enigma del sexo es particular de cada sujeto. No hay resolución universal de este enigma. El psicoanálisis encuentra la lógica de este enigma particular de cada sujeto en lo que llama “el fantasma”, que es el modo en que cada uno construye, fija un objeto para esa pulsión que no tiene un objeto determinado. En el amor hay siempre un encuentro contingente, azaroso, que se produce sin saberlo pero que permite un encuentro con el Otro, con el fantasma del Otro que causa la elección. Digamos que en la llamada “época de la globalización” esta dimensión del amor como encuentro contingente en el enigma entre los sexos parece que pasa por algunas dificultades. Más bien existe la promesa de un goce prometido de modo tan imperioso como fugaz en su experiencia.

De esta manera cada vez hay menos espera entre el deseo y la satisfacción. Ese intervalo es tan corto que tiende a desaparecer o a hacerse instantáneo. El modelo de Internet nos presenta esa metonimia, esa especie de huida permanente del deseo en su instantaneidad. Casi parece que no hay tiempo para comprender cuál es el deseo que me habita, porque enseguida debe aparecer ya su satisfacción. Y esta demanda se iguala así a lo que Freud había definido en realidad como la pulsión, que es ella misma una demanda instantánea de satisfacción, una demanda que no admite espera, una demanda que el sujeto se lleva ahí adonde vaya. Y sabemos que el propio síntoma es definido por Freud como un intento en el sujeto de dar una satisfacción sustitutiva a esa pulsión. Ahora el deseo se fabrica por encargo. Y la estructura misma del deseo lo permite.
Lacan advierte que lo que él llamo la ciencia – o la técnica- colabora con todo lo que viene ocurriendo, facilitando la dimensión del hombre objeto, pasivo ante el derramamiento externo “de máquinas extrañas y productos que no cesan de modelar la subjetividad moderna”. También se derrama en el interior de los cuerpos “por intermediación de la química” para modificarlos y modificarnos (llámense drogas o alucinógenos), para que uno esté hoy invadido por maquinitas que trasportan la voz muy lejos, desmultiplican las imágenes, las producen de manera más que alucinada.
Todo eso permite constatar la fuerza del flujo del derramamiento que la ciencia ejerce sobre nosotros con sus objetos, flujo que nos lleva más allá de los lugares que reconocemos como los de nuestra residencia, más allá de lo que consideramos familiar.
Y me pregunto, si ese más allá no es el espacio, indiscutiblemente imaginario, donde se produce la “inquietante extrañeza”. De ser así, ¿cómo, y de qué manera, esta extrañeza hace marca en el hombre de nuestros tiempos? Pareciera que el hombre “metro-sexual” y el “tecno-sexual”, son portadores de una sexualidad ortopédica, semblante de liberación sexual, que ocultan el temor al encuentro con el propio cuerpo y el del otro. Formas que rigen nuestro “modo-de-habitar-nuestro-cuerpo”, nuestro modo de pensar, son una respuesta. Recordemos que el hombre se adapta a las situaciones extremas, convirtiéndolas rápidamente en hábitos.
Sabemos que el sexo es constitutivo de nuestra subjetividad y la sexualidad es una construcción subjetiva y social, por lo expuesto pareciera que la satisfacción actual ya no responde obligatoriamente al presupuesto de la penetración sino a encuentros sin cuerpos. Nuevas prácticas sociales han creado nuevas representaciones, la masturbación, tan despreciada hasta las postrimerías del siglo XX, ha comenzado a mostrar sus virtudes en épocas de mediatización, del encuentro con el cuerpo del otro. Para el imaginario actual, las cosas comienzan a ser diferentes: se goza con la pantalla erotizada del cine, la TV, la PC, con un ser desconocido, y llegado el caso, hasta se puede concertar un encuentro real.
La falta de cuerpo, de piel, de contacto, de olores y de cierta “onda” que únicamente se produce de manera presencial, hoy es moneda corriente. El chateo está atravesado por pulsiones masturbatorias. El autoerotismo parece llamado a constituirse en la menos riesgosa de las satisfacciones sexuales: no produce hijos indeseados, no contagia virus y no se carga con todas las obligaciones que exige el mantenimiento de una pareja real. Pero tiene sus limitaciones.
Por su parte, la tecnociencia médica -que tradicionalmente estuvo en contra de la masturbación- ahora la acepta y la promueve. La fecundación in vitro necesita masturbadores solitarios. Se los excita mediante videos, revistas porno y juguetes sexuales esparcidos por la aséptica sala de un centro especializado en inseminación artificial. Se podría decir que la biotecnología ha contribuido a elevar el nivel de aceptación social de la masturbación. La ciencia, al hacerla partícipe de su desarrollo, en cierto modo la ha legalizado.
En una cultura hiperindividualista, el sexo individual no desentona. Máxime cuando la tecnociencia le sirve como garantía y el mercado como estímulo. Existen miles de personas que nacieron de la masturbación de innumerables donantes. En la nueva configuración de los mapas del amor pareciera estar la idea de que no consumar con un objeto concreto es siempre desolador. Si el deseo no tiene objeto y lo que imaginamos que es nuestro objeto de deseo es en realidad una representación de algo inalcanzable, podría ser que la representación del deseo, actualmente, comience a ser el medio mismo.
Y en el medio de la navegación por Internet, me topo con un sitio, donde además ni siquiera necesito al otro virtual para ser: “Second Life” es un mundo virtual, un simulacro en términos de Jean Baudrillard, que ya cuenta con millones de habitantes. A este pseudomundo se accede gracias a un ordenador, una conexión a Internet y un sencillo software que permite la creación de un “avatar”, una identidad para desenvolverse y vivir esa segunda existencia. El jugador o habitante de esta “virtualidad” elige, puede entonces iniciar su andadura rodeado de otras identidades creadas a la carta. Aunque pueda dudarse, con razón, de que esta suerte de gran escenario virtual sea, en realidad, una segunda vida, sí que parece representar características de una sociedad posmoderna; o al menos, ser una metáfora de la posmodernidad. El habitante de esta urbe futurista es, por vocación, individualista, y su definición identitaria se establece, fundamentalmente, a través del consumo. Existe una moneda virtual, el Linden, que permite proveerse de objetos, tierras e incluso casas, además de acceder a productos de marca que ponen a la venta comercios y tiendas virtuales. Para ganar su primer dinero, el ciudadano novato se limita a sentarse en sillones públicos creados a tal efecto y permanecer allí, inmóvil, durante horas. Sin desplegar otra habilidad o talento que la más absoluta de las quietudes, se gana una miseria de dinero-Linden que, poco a poco, acumulado, contribuirá a que nuestro “avatar” gane en estatus y prestigio virtual. Ese “avatar” o “personaje”, que es una simplona caricatura de nosotros mismos, existe en la medida que consume, y supone una imagen. La sociedad de “Second Life” es, en ese sentido, una sociedad embrionaria, plagada de jóvenes, esculturales, musculosos, que nunca se alimentan; no hay obesos; tampoco nadie muere allí. Paradojas de la modernidad, sexualidad sin cuerpos, posibilidad de recreación de seres virtuales. “Paraísos artificiales” diría Baudelaire.
Y entre tanto espacio virtual, la metáfora poética me devuelve el sentido eterno de la condición humana. Borges escribió que “Toda poesía es misteriosa; nadie sabe del todo lo que ha sido dado escribir. La triste mitología de nuestro tiempo habla de la subconciencia o, lo que es aún menos hermoso, de lo subconsciente; los griegos invocaban la musa, los hebreos al Espíritu Santo; el sentido es el mismo”. “El destino del lenguaje del hombre es incierto. El hombre es una criatura errante, su desobediencia dio origen al tiempo al que ahora está sujeto. ¿Qué medios tiene para que se atreva a tener la esperanza de redimirse, de liberarse del tiempo y abolirlo? El mismo que se ha tenido desde los tiempos remotos: la poesía, los ojos de Dios”.
* Licenciada Liliana Vazquez, Psicóloga, Socióloga
www.aabra.com.ar

Frei Betto: 10 consejos para mantenerse en la izquierda



Frei Betto: 10 consejos para mantenerse en la izquierda

1. Mantenga viva la indignación.
Verifique periódicamente si usted es realmente de izquierda. Adopte el criterio de Norberto Bobbio: la derecha considera la desigualdad social tan natural como la diferencia entre el día y la noche. La izquierda, por el contrario la encara como una aberración a erradicar.
Cuidado: usted puede estar contaminado por el virus socialdemócrata, cuyo principal síntoma es utilizar métodos de derecha para obtener conquistas de izquierda y, en caso de conflicto, desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes.
2. La cabeza piensa donde pisan los pies.
No es posible ser de izquierda sin mancharse los zapatos allá donde el pueblo vive, lucha, sufre, se alegra y celebra sus creencias y sus victorias. Teoría sin práctica es hacerle el juego a la derecha.
3. No se avergüence de creer en el socialismo.
El escándalo de la Inquisición no hace que los cristianos abandonen los valores y las propuestas del Evangelio. Del mismo modo, el fracaso del socialismo en el Este europeo no debe llevarle a usted a desterrar el socialismo del horizonte de la historia humana.
El capitalismo, que está en vigor hace ya 200 años, ha fracasado para la mayoría de la población mundial. Hoy somos 6 mil millones de habitantes. Según el Banco Mundial, 2.800 millones sobreviven con menos de 2 dólares por día, y 1.200 millones con menos de un dólar por día. La globalización de la miseria no es mayor gracias al socialismo chino, que, a pesar de sus errores, asegura alimentación, salud y educación a 1.200 millones de personas.
4. Sea crítico sin perder la autocrítica
Muchos militantes de izquierda cambian de lado cuando empiezan a buscar tres pies al gato. Marginados por el poder, se vuelven amargados, y acusan a sus compañeros/as de errores y vacilaciones. Como dice Jesús, ven la paja en el ojo del otro, y no la viga en el suyo. Ni se comprometen para mejorar las cosas. Se quedan como meros espectadores y jueces, y, poco a poco, son cooptados por el sistema.
La autocrítica no consiste sólo en admitir los propios errores, sino admitir ser criticado por los/as compañeros/as.
5. Sepa diferenciar entre militante y “militonto”.
Militonto es aquel que presume de estar en todo, participar en todos los actos y movimientos, actuar en todos los frentes. Su lenguaje está lleno de las grandes palabras y los efectos de su acción son superficiales.
El militante profundiza sus vínculos con el pueblo, estudia, reflexiona, medita; se cualifica en una determinada forma y área de actuación o actividad, valora sus vínculos orgánicos y los proyectos comunitarios.
6. Sea riguroso en la ética de la militancia
La izquierda actúa por principios. La derecha, por intereses. Un militante de izquierda puede perder todo -la libertad, el trabajo, la vida…- menos la moral. Sin moral, desmoraliza la causa que defiende y encarna, y presta un inestimable servicio a la derecha.
Hay tipos amarillos disfrazados de militantes de izquierda. Es el sujeto que se compromete teniendo en vista sobre todo su ascenso hacia el poder. En nombre de una causa colectiva, busca en realidad su interés personal.
El verdadero militante -como Jesús, Gandhi, Che Guevara- es un servidor, dispuesto a dar la propia vida para que otros tengan vida. No se siente humillado por no estar en el poder, ni orgulloso por estarlo. El no se confunde a sí mismo con la función que ocupa.
7. Aliméntese con la tradición de la izquierda.
Es preciso oración para cultivar la fe, cariño para nutrir el amor de la pareja, y “volver a las fuentes” para mantener encendida la mística de la militancia. Conozca la historia de la izquierda, lea (auto)biografías como el “Diario del Che en Bolivia”, y novelas como “La Madre” de Gorki, o “Las uvas de la ira” de Steinbeck.
8. Prefiera el riesgo de equivocarse con los pobres, a la pretensión de acertar sin ellos.
Convivir con los pobres no es fácil. Primero suele darse una tendencia a idealizarlos. Luego se descubre que entre ellos se dan los mismos vicios que en las demás capas sociales. Ellos no son mejores ni peores que los demás seres humanos. La diferencia es que son pobres, o sea, personas privadas injusta e involuntariamente de los bienes esenciales de la vida digna. Por eso es por lo que estamos a su lado. Por una cuestión de justicia.
Un militante de izquierda jamás negocia los derechos de los pobres y sabe aprender con ellos.
9. Defienda siempre al oprimido, aunque aparentemente no tenga razón.
Son tantos los sufrimientos de los pobres del mundo que no se puede esperar de ellos actitudes que tampoco siempre aparecen en la vida de quienes tuvieron una educación refinada.
En todos los sectores de la sociedad hay gente corrompida y bandidos. La diferencia es que, en la élite, la corrupción se have con la protección de la ley y los bandidos son defendidos mediante mecanismos económicos sofisticados, que permiten que un especulador lleve una nación entera a la ruina.
La vida es el don mayor de Dios. La existencia de la pobreza clama al cielo. No espere jamás ser comprendido por quien favorece la opresión de los pobres.
10. Haga de la oración un antídoto contra la alienación.
Orar es dejarse cuestionar por el Espíritu de Dios. Muchas veces dejamos de rezar para no oír el llamado divino que exige nuestra conversión, o sea, el cambio de rumbo en la vida. Hablamos como militantes y vivimos como burgueses, acomodados, o en la fácil posición de jueces de quien lucha.
Orar es permitir que Dios subvierta nuestra existencia, enseñándonos a amar como Jesús amaba, liberadoramentte.
Frei Betto, teólogo brasilero y asesor de Lula da Silva (Presidente de Brasil)